En los luminosos del Crystal Palace enviaban mensaje de apoyo al país ucranio. Mucha inversión, mucho control, muchas ideas futbolísticas interesantes, mucho toque del balón, pero al Madrid le hacía falta muy poco para llevarse a la chica al baño. Muy poco, tan poco, que de un lado era insultante y del otro, ¿de qué serviría enfadarse? Un acuerdo inicialmente valorado positivamente pero que más recientemente ha encontrado mucha oposición.